BLAS Y SABINA DE LA CRUZ: UN LEGADO DESDE LA FILOLOGÍA Y EL AMOR
Este pasado 16 de marzo se ha celebrado un nuevo aniversario del nacimiento de Blas de Otero, un poeta que debería estar presente en nuestras mentes, más allá de efemérides redondas (este año son 109), y para ello cada cierto tiempo, al igual que pasa con otros autores, uno debería buscar momentos para recordarse a sí mismo su figura. Una mirada a la propia biblioteca pero también a la inmensa mediateca que supone Internet, con conferencias sobre el autor, lecturas o tertulias. Y en unas y otras fuentes acaban apareciendo una serie de personas que lo conocieron y/o estudiaron a fondo y en cuyos hombros descansa buena o casi toda parte de su legado.
En el caso de Blas de Otero indudablemente la gran presencia, aunque nos dejó hace muy pocos años, ya nonagenaria, es la de Sabina de la Cruz. Es mucho más que la viuda del poeta. La llamaban de muchos frentes por su conocimiento exhaustivo del poeta, como también de otros cultivadores del verso, en tanto que profesora. Un conocimiento que va más allá de su vivencia personal: en este caso, fue novia del joven Blas de Otero y también, una vez retomada la relación muchos años después, en los últimos tiempos de madurez del poeta. Pero Sabina de la Cruz se había preocupado de conocer absolutamente todos los detalles de la vida y la obra de Blas de Otero, estuviese ella presente o no en esos momentos.
En ese papel de especialista de Blas de Otero puede verse en encuentros como los que aparecen en un vídeo de 2016 (pongo el enlace al final de este artículo), el más interesante de los varios vídeos que circulan por la red, aunque también tiene mucho interés otro vídeo anterior, de un acto de homenaje de 1996, en el que a Sabina de la Cruz acompañaban entre otros los poetas y amigos José Hierro y Rafael Morales. En el de 2016, año del centenario, después de minutos dedicados al orden del día de los que organizan la tertulia poética y de los ancianos asistentes, toma la palabra Sabina de la Cruz para trazar la cronología de la vida de Blas de Otero y las claves de su poética, completando ese dibujo más filológico con toques personales en los que vemos a un Blas de Otero abierto a los niños y a los animales, pero menos abierto, por lo menos en algunas etapas de su vida, a los adultos. Persona reservada, ensimismada a veces, pero con sentido del humor e implicada en la obra y en la vida con el compromiso colectivo, Blas de Otero se siguió dibujando más allá de la muerte en las palabras y el trabajo de Sabina de la Cruz.

Ella también fue responsable de ediciones de su obra completa, tanto en prosa como en verso, y de varias antologías. Algunas en colaboración silenciosa con el propio Blas de Otero como la de Verso y prosa para Cátedra o las de Alianza: Expresión y reunión y Poesía con nombres, que son un tesoro en mi biblioteca, de las varias que atesoro de esa mítica colección del Libro de Bolsillo, con las impactantes portadas de Daniel Gil. Antologías que se saltaban el orden cronológico y primaban un orden más temático o como en la segunda citada, con la selección de sólo aquellos poemas con nombres propios, una idea que tomó prestada José Hierro en su antología Nombres propios, publicada con motivo del Premio Reina Sofía de Poesía.
Alguna de las antologías de Sabina de la Cruz siguen esa línea, como una dedicada a los poemas biográficos. Y muy interesante, algo que muchas veces se olvida y es crucial en el legado de su poeta, es su edición para estudiantes de la obra de Blas de Otero. Esta edición, compartida por Lucía Montejo, y editada en Vicens Vives por primera vez en 1995, corregida en 2000 y reimpresa varias veces (yo tengo la de 2005), es modélica en cuanto a lo debería ser este tipo de ediciones, especialmente en su introducción. Las editoras de este libro comprenden que no hay que rebajar el tono de su estudio preliminar porque el lector al que se dirige tenga menos edad, sino que debe estar más estructurado, más parcelado en apartados, en un transcurrir más didáctico y menos divagatorio. En las 46 páginas de ese estudio, útil tanto para un adulto como para un estudiante de secundaria, está todo lo principal que las editoras consideran que hay que saber del poeta, con la vida y la obra aparentemente separados, aunque si uno lee más atentamente ve que los periodos de su creación tienen unas profundas motivaciones personales y colectivas.
Es curioso como Sabina de la Cruz en su voluntad didáctica y de no desviar atenciones, se llega a diluir, como puede apreciarse en esta cita:
Once años le quedan aún de vida contra todos los pronósticos. Años de fecunda poesía y de felicidad inesperada. En aquellos terribles días que siguieron a la operación, cuando todos los caminos se cerraban, vuelve el poeta a encontrar un amor que parecía definitivamente perdido: la novia del Bilbao natal. Juntos de nuevo y ya para siempre fijan su domicilio en Madrid...
Hoy, épocas de diarios literarios, testimonios del tipo "Yo y sobre todo yo conocí a ese poeta" y de un papel diferente en la mujer en la proyección pública sería impensable que alguien, incluso en el estudio de un libro de texto, desapareciese en una expresión "la novia del Bilbao natal" y del libro entero, que sólo la pone en los créditos y en la portada sin subrayar su relación con el autor. Ni tanto ni tan poco.
Sabina de la Cruz, nacida en Sestao en 1929, fue también poeta y publicó su propia obra, pero no fue nunca tan persistente en reivindicarla como en lograr que el nombre de Blas de Otero perdurase y llegara a nuevos lectores. Desde el rigor de la filología con toques de conocimiento personal, desde una posición de lectora privilegiada, alternó ese papel con el de su propio camino académico e investigador hasta que el Covid le condujo a la muerte a finales de noviembre de los 91 años.
Los vídeos citados son:
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