Poe, una biografía

 


"El huérfano encontró por fin a su verdadera familia".

La familia, esta familia a la que hace referencia la última frase del libro sobre Poe de Peter Ackroyd (Edhasa, 2009), es la que encontraría Poe tras su muerte, la familia literaria y artística que llegó a admirarle. Si algo queda claro en este libro biográfico de Peter Ackroyd, especialista en Londres y en la biografía de autores que han tenido que ver con la ciudad, es que Poe fue huérfano, borracho y pobre, pues lo repite a la saciedad en una suerte de determinismo por el que los tres términos están condicionados unos con otros.

Y no tiene por qué. A Jack London la pobreza y su desvinculación con sus padres le llevaron principalmente a la picaresca y a otros derroteros. Curiosamente tanto en London como en Poe, la escasez de recursos vino pareja con un alto dominio de la mentira, que además de para fabular les sirvió para construir una identidad, o mejor dicho varias, antes los demás, por lo que (sobre todo en Poe) las informaciones sobre su vida hay que documentarlas muy bien o avisar de su incierta credibilidad.


Dentro del mar de incertidumbres y pesares que es la vida de Poe, Ackroyd nos muestra, tras un arranque detectivesco sobre los extraños últimos días del escritor y los desconocidos derroteros de su misteriosa muerte, por las distintas facetas del poeta: su infancia marcada por la muerte de su madre, la actriz Eliza Poe, y el ambiente esclavista en el que vivió (Ackroyd apunta que la comunidad negra con la que convivió pudo servir de fuente para sus historias de tumbas y osarios); su adopción por los Allan y su complicada relación financiera con su padre adoptivo; su vida como alumno prometedor tanto en sus estudios como en sus dotes deportivas; su etapa como soldado, bastante disciplinado; su faceta de periodista satírico, vendedor de falsas noticias sensacionalistas y su labor como responsable de revistas; su curioso rol como marido de la frágil Virginia, a quien en el momento de su prematura muerte incorporaron en la cama para que posara para una última y macabra acuarela; y sus líos con las mujeres (líos más epistolares que carnales), con el dinero y con la bebida.

Todo ello daría lugar en otras manos a un voluminoso libro biográfico lleno de chismes y detalles escabrosos, pero, como reza en una de las críticas que se le hicieron, el libro es sucinto y elegante. Sucinto, sí, y llama bastante la atención por ello en una estantería dedicada al género biográfico y memorialístico, propenso al tocho. Sucinto sí, y es de agradecer, pero quizá le faltarían páginas para entrar más en detalles, especialmente en los pasajes dedicados a lo que Poe escribió, tanto a su literatura como a su correspondencia y a sus ideas. Hay algunas referencias y algunas citas, pero en general al Poe escritor se le escucha poco en el libro, en comparación al Poe suplicante de fondos económicos en sus misivas al padre adoptivo y a otros benefactores. Elegante, también, pero quizá demasiado distante ante un escritor que quizá demandaba otro tono más apasionado.

Peter Ackroyd
POE. UNA VIDA TRUNCADA
Edhasa, 2009.

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